Hasta la vuelta
Llegó la despedida. Walter Ale, técnico del Baby Fútbol, debió tomar la decisión de dejar la actividad por razones personales. "Fue difícil, pero ante la necesidad uno trata de tomar el mejor camino", explicó. Las puertas están abiertas para el regreso..

Por Leandro Saltamerenda
No es casualidad esa emoción que sintió el último sábado cuando le tocó subir al escenario, cuando fue homenajeado. Tampoco los aplausos que se escucharon. Tampoco las lágrimas... El nombre de Walter Ale es sinónimo de Baby Fútbol. Justo él. Uno de los primeros chicos que formaron parte de esta actividad. Allá por 1986, Osvaldo Palermo y Carlos Pineiro empezaban a armar los primeros picados y ahí estaba. El mismo que al año siguiente arrancó formalmente con el Pato Aimetta y Batata Gutiérrez, y que hoy debe abandonar la conducción técnica de dos categorías (99` y 00`) por “razones personales, por falta de tiempo”. Fueron muchos años de su infancia como jugador y ahora, de grande, como técnico. Siempre en el mismo lugar, siempre al lado de su Milrayitas querido. Vayamos a repasar su historia…
Estás en un período de cambios en tu vida, ¿cómo tomaste el hecho de tener que alejarte del Baby Fútbol?
Fue una decisión difícil porque no quería dejar el club de ninguna manera, pero es una necesidad y ante la necesidad uno trata de tomar el mejor camino posible. Y hoy yo no tengo más opción que dar un paso al costado. La verdad que fueron tres años esplendidos para mí. Siento que crecí mucho y que traté de dar el máximo. Espero que tanto al baby como a la institución le suceda lo mismo.
¿Qué te dejan estos tres años como entrenador?
En realidad, uno siempre prioriza y se lleva la parte humana, es decir el afecto de los chicos y todo lo que uno puede recibir de ellos. Pero desde el primer día que llegué a Los Andes, mi objetivo fue formar grupos, mantenerlos y creo que lo logré. Porque es muy diferente tener un equipo y que al año siguiente se desarme. No está bueno traer jugadores de un lado o del otro y que vayan rotando. Entonces, me parece que el hecho de haber logrado esa unión me deja muy tranquilo.
¿Cuáles consideras que fueron los puntos más altos en esta estadía?
Y principalmente el crecimiento de una de las categorías que tuve, de la 99`. Yo el primer año lo arranco en Escuelita, conociendo muchos de los chicos que después estuvieron conmigo en la parte federada. Así que estuve dos años con 99` en Federados, un año con la 98` y el último con la 00`. Pero yo creo que esa categoría creció mucho. Es como que los chicos me fueron entendiendo el mensaje. Entonces para uno es sentirse muy orgulloso. Después, me tocó una 98` que la armé y era muy luchadora, y lamentablemente se terminó desarmando. Pero tenía lo suyo. Y la 00 empezamos muy bien, con una gran respuesta y al final me dio la sensación de que me faltó un poco de tiempo para que cierre mejor ese círculo. El camino estaba siendo positivo.
¿Cómo fue esta experiencia de trabajar con chicos?
No sé si es difícil. Creo que es un conjunto de cosas. A un chico tenés que concientizarlo en base a lo que va a recibir. No solo por una pelota, si no también el aprendizaje, la parte interna de él o todo lo que pasa adentro de una cancha de fútbol. Por ejemplo, un referí que impone lo suyo, el equipo rival, la hinchada contraria y a veces, a pesar de que no pasa con todos los chicos, también hay que saber manejar el tema de los padres. Porque en muchas ocasiones se le exige mucho más al nene y las presiones se sienten. Por eso, la idea es que el jugador se saque la mochila de encima y se concentre exclusivamente en aprender a jugar al fútbol.
Muchos capaz no conocen la liga de Capital Federal y se dejan llevar por los resultados del fin de semana. Pero hay rivales de mucha historia…
Sí, seguro. Quien sabe la gente mucho no entiende con quién jugamos o de dónde son los clubes. Pero tenés rivales como 17 de Agosto, que tal vez no es un Boca o River, pero tiene muy buenas categorías. Después este año enfrentamos a Yupanqui o Huracán, con quien la competencia es muy desleal. Porque ellos quizás van a buscar los chicos que son figuras en otros equipos y nuestra idea es al revés, formarlos acá. Y también tenés instituciones como Sunderland, Franja de Oro, que si uno lee su trayectoria en el Baby vas a ver que muchos de los jugadores de Primera arrancaron ahí.
¿Cómo ves el potencial de Los Andes con respecto a otros clubes?
Bien, creciendo día a día. Pero hay que tener en cuenta que nuestros chicos son criaturas. Es como un jardín de infantes. Ellos necesitan pasar a Villa Albertina y evolucionar en todo sentido. Desde jugar en otra cancha, con otra pelota, otras reglas o más compañeros. Entonces es un paso muy importante y no se deben quemar las etapas. Ahora con la llegada de Tito (por Néstor Garay), de Hernán (por Da Graca) me parece puede dar más resultado. Porque si el trabajo es mancomunado el beneficio lo van a tener nuestros chicos. Va a ser más fácil para ellos.
Este cambio es algo que venía esperando la Subcomisión del Baby Fútbol, ¿en cuánto ayuda la incorporación de esta dupla?
Y en mucho. Fue un objetivo básico que siempre compartimos con Gabriel Iglesias, Héctor Torres, Luis Borlengo. El chico tiene que crecer y pegar el salto en Villa Albertina. Antes tal vez no tuvimos las respuestas suficientes, pero ahora siento que va a ser una realidad. Nuestros valores se tienen que quedar en Los Andes y no irse a jugar a otro lado. Así que el cambio es muy importante.
¿Te quedó alguna cuenta pendiente en el Baby?
No sé si cuenta pendiente, pero la idea es no irte nunca del club. Eso es lo que más me duele. Pero ojalá que el día de mañana tenga el tiempo necesario para poder volver y sentirme de nuevo parte de esta familia. Yo se que si golpeo la puerta voy a encontrar un lugar para seguir ayudando. O de la misma forma como le dije a Héctor y a Gabriel. Ellos tan solo tienen que levantar el teléfono y me van a tener al lado para dar una mano. Lo que esté a mi alcance voy a tratar de cumplirlo.
Esta es la última pregunta antes de despedirte como técnico del Milrayitas... ¿Qué representa o qué lugar ocupa Los Andes en tu vida?
Ocupa el mismo lugar desde que nací. Es mi segunda casa. Venir cualquier día de la semana, entrar y saludar a gente que conozco desde chico o la veo en la platea. Y eso se lo trasmití a mis hijos y creo que va a continuar de generación en generación porque es algo que uno lo lleva en la piel. Así de simple.